19.7.08

Infantil

Estaba recostada abrazándose así misma, un dolor mental le carcomía el corazón…

-¿El amor?-... era la vigésima vez que lo pensaba y siempre venía la misma imagen. Hace años cuando era niña mientras veía a su hermana alistarse para verse con aquél que llamaban “el novio”. La observaba y columpiaba los pies en la silla junto al tocador, un poco de rimel en las pestañas, rubor en las mejillas y después de ponerse labial hacía como que lanzaba un beso, a ella le gustaba cuando su hermana hacía eso y se miraba tres veces al espejo para asegurarse de que estaba perfecta. –Apúrate ya esta aquí- se escuchaba desde abajo gritar a su madre – Ya voy- era la respuesta de siempre. Antes de bajar su hermana le pintaba los labios y sonreía, -Nos vemos nena - Ella se quedaba ahí, con la boca pintada, los ojos grandes de muñeca, se paraba de un salto, se miraba al espejo tal como había visto hace un momento y soltaba una carcajada –Debe ser tedioso hacer esto todos los días, no quiero crecer-. Suspiraba, realmente le hubiese encantado quedarse así, jugando a contar los pasos, la mayor ofensa que te podían hacer era que te “sacaran” la lengua, el mejor sueño era volar…Como ansiaba regresar a ello.

¿El amor? Vigésima primera, realmente estaba muy cansada del tema. Se levantó de golpe, tomó un labial rojo, se coloreó los labios y después se miró tres veces al espejo… -Aún no he crecido-

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