Fue tan triste darme cuenta de que, no importaba cuánto trataba de disfrazarlo, la verdad es que ya estaba enamorado. Y quizá esa misma imposibilidad de estar, precisamente, con aquella a quien en realidad amaba, era lo que provocaba que quisiera estar con alguien más.
Una de tantas cosas que piensas en la madrugada, cuando estás casi a punto de dormirte y dejar de pensar.
La recordé. La vi sonreír, como la había visto hacerlo tantas veces. Sonreí también, sin abrir los ojos para que no fuera a desaparecer de mi imaginación. La vi darse la vuelta y supe que su sonrisa, aún en mis sueños, era sólo de amistad.
Contraje los músculos involuntariamente. “Idiota”, pensé, sin saber en realidad si me refería a ella o a mí.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario